Aclaró que ninguno de estos inmuebles estaba destinado a ser una muestra de ostentación, sino una estrategia de inversión a mediano plazo. “Son inversiones modestas, pensadas para generar ingresos pasivos en el futuro”, dijo. Aun así, aseguró que, de momento, las propiedades permanecen vacías, ya que está en una fase de planificación y desarrollo para maximizar su rendimiento.

Otra particularidad de su filosofía financiera es su postura sobre los automóviles. El ex jugador afirmó que nunca se compró un auto porque lo considera “inútil” como gasto, incluso con la abundancia de recursos que suele generar un campeonato de alto nivel. Esta visión va en contra de ciertos estereotipos y muestra una orientación más pragmática hacia la gestión del dinero.

En cuanto a emprendimientos, el deportista de alto rendimiento aseguró haber probado suerte con varias ideas de negocio. Algunas tuvieron éxito y otras no, pero aseguró haber aprendido mucho en el proceso. Este aprendizaje, explicó, lo ha llevado a replantear su estrategia financiera y a buscar que su capital no permanezca ocioso en el banco, sino que “trabaje para él”.

La reflexión sobre su experiencia empresarial va de la mano con el legado de Team Spirit en TI10. El equipo logró un prize de 18,2 millones de dólares por el primer lugar, consolidando su posición en la historia de los eSports y dejando lecciones sobre cómo la victoria puede traducirse en oportunidades más allá del juego competitivo.

Con este perfil, surge una pregunta para los aficionados y seguidores: ¿qué hubieras hecho tú con ese premio de TI10? Las respuestas podrían variar desde inversiones en bienes raíces y negocios propios hasta fondos para formación y desarrollo de habilidades. La conversación destaca la diversidad de enfoques que pueden surgir cuando el dinero entra en juego tras un triunfo significativo.